Los primeros pasos de un largo camino
Dra. Andrea Torres*
Ha transcurrido ya un tiempo desde que se sancionó la Ley de Mediación y no podemos negar esta realidad de lucha constante por la mediación como procedimiento de Resolución alternativa de conflictos, con avances que dependen más del esfuerzo y de la convicción de cada Mediador como así de las autoridades que la aplican, que de una política de Estado, experimentando así, retrocesos y avances en diferente lugares del país.
Es innegable que mucho se ha hecho en estos años y los logros de la mediación son inobjetables, no obstante de cara al futuro, creo que se nos plantea como escenario a mediano y corto plazo la tarea, en torno a cómo consolidar la mediación y los procesos de prevención y gestión de conflictos, cómo recuperar aquellos profesionales que han quedado en el camino, cómo mantener esa llama que se encendió con su irrupción y todo ello apuntando a CUIDAR LA MEDIACIÓN como una herramienta necesaria para la construcción de la convivencia en los diferentes ámbitos y a los MEDIADORES. Respecto a nuestro rol, todos intentamos mantenernos actualizados y concurrimos periódicamente a capacitaciones, sin dudas vamos ajustando reglas, modalidades y estilos cada vez que nos encontramos frente a los MEDIADOS, y allí la primera carta que desplegamos es la ´´empatía´´ poder reflexionar y detenernos sobre el pensar y sentir del otro, aprender a empatizar, nos introduce claramente en el mundo de “iguales y diferentes”, donde realmente empezamos a abrir nuestra mente y ver que cada uno tiene una historia, una educación, una cultura, familia, mandatos, ideales y sentimientos y que podemos conectar desde las similitudes y también desde las diferencias. Repensando nuestra profesión, considero que la capacitación debe ser continua, experimental, comparativa y compartida, creo que la incorporación de técnicas y el estudio de las distintas escuelas es sólo una parte, la otra, a mi entender, esta en el cambio personal que el mediador hace con la aprehensión de las herramientas y con la convicción absoluta de que la mediación es “dar”, pienso que es indispensable que el estudio de las ciencias y el perfeccionamiento de técnicas y casos, se acompañe de reflexiones y cambios personales, para ser más útiles en la difusión de los beneficios y seguros en el cambio que proponemos. Las estadísticas indican que en aquellos lugares en que los conflictos se están empezando a resolver por MEDIACIÓN, el porcentaje de utilización de esta vía aumenta día a día en detrimento de los que acuden directamente a la controversia.
¿Por qué este auge de los sistemas de MEDIACIÓN?
El mundo de hoy necesita, y cada vez más, de personas, de instituciones, de facilidades para buscar la armonía o el acuerdo antes que la guerra o el conflicto.
La economía globalizada, que sólo busca la excelencia en el arte de ganar más y de ganar antes, necesita instrumentos para evitar el costo (en dinero y en tiempo) que supone el conflicto.
Además de estas razones, es obvio que las dilaciones que suponen los procedimientos jurisdiccionales (en algunos países, en situación de auténtico colapso) e, incluso a veces, los procesos arbitrales, también nos hacen preguntarnos si no valdría la pena probar con otro sistema que ponga fin al conflicto de una forma más rápida y más barata.
La palabra MEDIACIÓN proviene de MEDIATIO, que significaba en latín arcaico el punto medio, es decir, el punto equidistante entre otros dos; por eso mismo, hablar de MEDIACIÓN es hablar de un arte, no sólo de un trabajo, o de una materia de estudio: el arte de conciliar, propiciar, proponer, facilitar, solucionar, negociar, poner en COMUNICACIÓN a dos partes que no se quieren comunicar, de tratar de evitar que explote formalmente el conflicto que ya está larvado. La MEDIACIÓN brota con fuerza en todo el mundo como un síntoma de algo que está pasando aquí y ahora: nuestra sociedad está creando un nuevo sistema de relaciones socioeconómicas, que no acepta funcionar mediante reglas estáticas de poder jerárquico, autoridad y normas cerradas y homogeneizadas.
Por este motivo, es el momento de revisar los conceptos, las ideas y las normas que hasta ahora teníamos sobre la figura de la MEDIACIÓN, la que no es sólo una técnica o una disciplina científica, es también, quizá ante todo, un auténtico arte. ¿Seremos capaces los abogados del siglo XXI de ser los artistas que requieren los conflictos de hoy?
Estoy convencida de que sí. Desde hace muchos siglos, los juristas, y concretamente los abogados, nos hemos dedicado a defender los intereses de personas o instituciones que se encuentran inmersas en una disputa o conflicto. La sociedad ha depositado en nosotros la confianza profesional para la defensa de sus intereses cada vez que surge una controversia formal. Estamos éticamente obligados a dar una respuesta eficaz y profesional a esa demanda social. La MEDIACIÓN es un método antiguo pero, a la vez, nuevo en sus formas, para resolver esas disputas.
La complejidad de la vida contemporánea y las nuevas condiciones socioculturales hacen necesario un nuevo perfil que deberá contar con una sólida formación y trabajo personal basada en saberes provenientes de distintas disciplinas, en técnicas y herramientas específicas y el desarrollo de cierta actitud. Igualmente, en una situación o relación de conflicto confluyen aspectos de distinta índole que la persona mediadora debe saber comprender para actuar positivamente en ellos. En este sentido el trabajo en equipos interdisciplinarios garantiza la mirada compleja y amplía la perspectiva para observar e intervenir en estos procesos, y desde allí contribuir al entendimiento. Aquél que quiera desempeñar este rol debe, fundamentalmente, emprender una transformación personal en su manera de concebir la relación con el otro, en el modo de construir ese lugar de terceridad, en la capacidad para crear un espacio de encuentro y de incentivar la verdadera libertad de las personas, que sin dudas es el fin ultimo que persigue el ser humano en su condición de tal.
Dejo esta mirada aristotélica y auspicio para todos los que hemos emprendido este camino de la MEDIACION, una mirada introspectiva de nuestro rol y que procuremos afianzar diariamente nuestra convicción personal acerca de que estamos colaborando y facilitando la PAZ entre las partes, procurando un mundo mejor en una sociedad de la inmediatez, donde el vértigo y la no escucha, hoy son sus ejes.
* ABOGADA-MEDIADORA
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