Pasado, presente y futuro de la propiedad intelectual
Los nuevos medios de creación de riqueza
Por Daniel R. Zuccherino
Tendremos como eje del presente trabajo dos preguntas básicas y sus respectivas respuestas:
1) ¿Cómo y por qué se produjeron las revoluciones económicas y tecnológicas en la historia humana y en ese sentido cómo se generó el conocimiento innovador?
2) ¿Cuál es el papel y la importancia de una adecuada protección de la propiedad intelectual y específicamente del derecho de las patentes de invención, a la hora de originar conocimiento y difundirlo a toda la sociedad?
La importancia de un incentivo [arriba]
Durante un millón de años, el ser humano se dedicó a la caza y a la recolección de plantas.
Hace aproximadamente 10.000 años, surgió la agricultura sedentaria, como mecanismo para asegurarse el alimento y en ese sentido, se criaron rebaños y se crearon los cultivos.
Ello constituyó una revolución económica fundamental, que aceleró espectacularmente el progreso material de la humanidad.
Cabe notar que la actividad básica siguió siendo la misma, ya que no se alteró en lo sustancial, respecto de la caza y la recolección itinerante, pero el cambio fundamental que se produjo consistió en la creación de un incentivo.
En el marco de la agricultura sedentaria, las personas pasaron a tener un derecho propiedad sobre sus rebaños y sus cultivos.
Fue la creación de los derechos de propiedad exclusivos lo que posibilitó y provocó esa primera gran revolución económica.
La explosión demográfica [arriba]
Pero la disponibilidad de más alimento también disparó la cuestión demográfica, temática que marcaría, a partir de allí, toda la historia económica humana antigua.
Malthus (1) había sostenido que la población crecía en número en progresión geométrica y los recursos en progresión aritmética, lo cual presagiaba un dramático final.
¿En qué consistió la revolución industrial? [arriba]
Pero nuevamente la innovación trajo una respuesta: se trató del proceso que hoy se conoce como Revolución Industrial.
Esa revolución, más que un proceso del que surgieron fábricas, máquinas y barcos, constituyó en su esencia en un sistema que elevó dramáticamente el nivel y la calidad de vida de los hombres y mujeres occidentales.
Era un sistema rico y multilateral con profunda incidencia en todos los aspectos de la vida humana, y opuesto totalmente, en sus caracterís¬ti¬cas, al pasado agrícola.
Un griego de la época clásica que hubiera llegado a Inglaterra en 1750 se hubiese encontrado con un panorama más o menos conocido, dos siglos después para el mismo viajero del tiempo, lo que vería constituiría para él un espectáculo irreal e incomprensible.
En la Revolución Industrial, por ejemplo, los medicamentos elevaron la expectativa de vida y la introducción de máquinas y otros elementos trajeron enormes beneficios.
Si bien la Revolución Industrial trajo consigo también para muchas personas y en muchas situaciones, consecuencias muy desagradables, las benéficas sobrepasaron en gran medida a las primeras.
Aunque, como acabamos de señalar, tuvo muchas y diversas consecuencias a corto y largo plazo, la mayor fue que salvó al menos a una parte de la raza humana de las espantosas consecuencias de la explosión demográfica, que tanto había preocupado a Malthus.
De hecho, salvaron a la población en las sociedades industriales de la catástrofe anunciada por Malthus.
La respuesta de la creatividad [arriba]
El problema demográfico tuvo respuesta no en la tierra, sino en la creatividad: un telar mecánico primitivo producía 20 veces lo que un obrero manual y la máquina de hilar intermitente tenía 200 veces la capacidad de una rueca.
En el siglo XIX, en Inglaterra la población se multiplicó por cuatro y el producto nacional creció 42 veces.
Los problemas que creó la Revolución Industrial palidecen frente a las respuestas que proveyó.
La importancia de los derechos de propiedad [arriba]
¿Por qué se produjo la Revolución Industrial? Según enseña el Premio Nobel Douglas C. North, en su libro “Estructura y Cambio en la Historia Económica”, (Capítulo 12, “Una re interpretación de la Revolución Industrial”), la misma, básicamente consistió en una aceleración de la tasa de innovaciones y dicha aceleración fue provocada por una mejor especificación de los derechos de propiedad sobre las mencionadas innovaciones.
En base a lo que explica North, cabe preguntarse: ¿cuál fue y es el elemento clave a la hora de promover la inversión en investigación y desarrollo?
Ese elemento es la concreta protección jurídica que se dispense a la propiedad intelectual, otorgando al innovador un derecho de propiedad sobre su creación.
En esta línea de pensamiento, ha señalado el mencionado Douglas C. North, que el beneficio de invertir en nuevos conocimientos y desarrollar nuevas técnicas exige un cierto grado de derechos de propiedad sobre las ideas y la innovación.
En su ausencia, es posible que no se pueda disponer de la nueva tecnología.
Consecuentemente, destaca que el fracaso en el desarrollo sistemático de derechos de propiedad sobre las innovaciones, hasta tiempos relativamente recientes, es una de las fuentes principales que explican situaciones de lento ritmo de cambio tecnológico.
En ese sentido, North sostiene que las instituciones son más importantes que la tecnología a la hora de explicar el desarrollo económico, dado que son las instituciones las que proporcionan la infraestructura para tal desarrollo.(2) (Ver en igual línea de pensamiento nuestro comentario -en esta edición- a la reciente Cumbre Celac-UE).
Presente [arriba]
Y llegamos a la actualidad, donde el auge tecnológico y el auge de la propiedad intelectual han alcanzado un nivel de actividad inventiva y creativa sin precedentes en toda la anterior historia humana.
Asistimos a la incorporación de la tecnología a todos los ámbitos de la vida cotidiana, de tal manera de que se sostiene que el 80 % de todos los científicos que han existido están vivos hoy.
El conocimiento se duplica cada tres o cuatro años; la información crece más rápido que la capacidad humana de procesarla.
En ese escenario, crece constantemente el valor de la infraestructura “suave” (marcas, patentes e información confidencial, etc.), por sobre la infraestructura “dura” (edificios, fábricas, etc.)
La propiedad intelectual evoluciona constantemente y de manera permanente, surgen nuevas creaciones y aspectos que requieren protección.
El ADPIC [arriba]
En el marco de ese proceso, es la propiedad intelectual una de las ramas del derecho que se internacionaliza en mayor medida y con más fuerza, sobre todo a partir de la sanción del ADPIC.
Dicho auge es todavía más notable, si recordamos lo que decía Garrigues en 1978, respecto de que el Derecho comercial era en ese entonces “el pariente rico y el derecho industrial el pariente pobre”.
Lo decía el célebre jurista español, al prologar la obra de Hermenegildo Baylos Corroza.(3)
En fecha tan reciente como en 1978 -destacaba el autor mencionado-, que en España el Derecho Industrial adolecía de escasez en la doctrina científica, salvo honrosas excepciones; y la universidad no había podido estimular y promover esta rama del Derecho, porque tal clase de estudios carecía de un lugar propio en sus cuadros de enseñanza.
En la actualidad, sin embargo, esa realidad ha cambiado totalmente y hoy resulta claro que los derechos intelectuales e industriales merecen y tienen plena autonomía didáctica en el marco de una relevancia cada vez mayor en el marco económico e incluyen los más heterogéneos derechos, unos vinculados a la persona del empresario y a su empresa (marcas, patentes, nombre comercial, defensa contra la competencia desleal, etc.) y otros que nacen con independencia de la empresa, como el derecho de autor.
Futuro [arriba]
Respecto del futuro, podemos señalar el insustituible rol de la propiedad intelectual como incentivo para la creación de nuevos medios de creación de riqueza.
Y muy especialmente como actor esencial en los campos donde se anticipan los más grandes avances: los campos de la Biotecnología, de la tecnología de la energía, de la nanotecnología, etc.
Por ejemplo, el proceso mundial de creciente demanda de alimentos subraya la importancia y la potencialidad de la Biotecnología (cuando operan los correctos incentivos).
Un caso testigo es de las nuevas semillas que producen cosechas resistentes a la sequía y a las heladas, lo que produce un cambio inimaginable, al reducir la dependencia del clima.
Todo ello resalta la urgencia y la necesidad de una mayor concientización, respecto de las ventajas de la protección sólida y adecuada y una gestión eficaz de los activos de propiedad intelectual en esta sociedad post industrial del conocimiento.
En especial, debe tenerse en cuenta la importancia del derecho de las patentes de invención: el insustituible incentivo para promover la invención y sobre todas las cosas para promover la divulgación de la innovación.
El número de patentes de invención marca la dimensión de la economía y su capacidad innovadora.
Una adecuada protección de los derechos de propiedad intelectual resulta fundamental para que nuestra industria pueda fortalecerse con mayor producción de valor agregado.
Recordemos para concluir, lo que ya hemos señalado, respecto a que North sostiene que las instituciones son más importantes que la tecnología, a la hora de explicar el desarrollo económico, dado que son las instituciones las que proporcionan la infraestructura para tal desarrollo.
Bibliografía [arriba]
(1) Malthus, T. R.: "An Essay on the Principle of Population as It Affects the Future Improvement of Society", pág. 13. Londres 1798, reimpreso con notas por J. Bonar, Nueva York 1965, citado por Kennedy, Paul: "Hacia el siglo XXI" pág. 33). Plaza & Janés Editores S.A. 1993.
(2) North, Douglas C.: “Estructura y cambio en la historia económica”, pág. 188, Alianza Editorial S. A., Madrid ,1984.
(3) Conforme Garrigues, Joaquín en Baylos Corroza, Hermenegildo.: "Tratado de Derecho Industrial". Editorial Civitas. Madrid, 1978, págs. 9-15.
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