Los agroquímicos como herramienta de la biotecnología
Rafael E. Consigli*
1. Introducción [arriba]
Cuando el hombre se hizo sedentario y comenzó a procurarse alimentos sembrando vegetales, domesticando animales y seleccionando naturalmente los mejores frutos, las plagas se hicieron presentes para alimentarse y reproducirse tanto en los cultivos como en los alimentos almacenados.
En un intento por liberarse de estos huéspedes, el hombre utilizó los métodos a su alcance como la recolección y la eliminación manual, el fuego o la inundación. Las primeras sustancias químicas que se mencionan antes de la era cristiana, como el azufre y las sales de cobre, se usaron para ahuyentar o controlar ciertas plagas o enfermedades.
Recién a fines del siglo XIX se comenzaron a usar metodológicamente algunos plaguicidas, para solucionar el problema de insectos que disminuían seriamente las cosechas. En los años previos a la Segunda Guerra Mundial se utilizaron en forma cada vez más frecuente estas primeras herramientas; sin embargo, el control de las plagas continuaba dependiendo fundamentalmente del control biológico natural y de los agentes ambientales.
A mediados de la década del ’40 la aparición de los productos orgánicos de síntesis marcó un cambio en la metodología del control de plagas. Luego se introdujeron al mercado grupos de plaguicidas con exponentes de elevada toxicidad para el ser humano, tales como los derivados del ácido fosfórico y el ácido carbámico. Contemporáneamente hicieron su aparición los primeros herbicidas y casi sin solución de continuidad siguieron el resto de los plaguicidas que hoy conocemos.
Muchos de los productos que alcanzaron un extraordinario desarrollo en la últimas décadas han sido sustituidos progresivamente debido a los peligros –reales o percibidos como tales- contra la salud humana, su toxicidad para la fauna y la vegetación natural y por la propia aversión de la opinión pública a la posible presencia de productos químicos de síntesis tanto en los productos alimenticios como en el ambiente.
Afortunadamente las nuevas tecnologías emergentes y el mejor conocimiento de los procesos bioquímicos en plantas, insectos y organismos patógenos ha permitido el desarrollo de productos de alta eficacia en el control de las plagas y de bajo riesgo para el hombre y los animales.
Desde un punto de vista general, la agricultura se encuentra en la actualidad en una importante fase de transición, en la que se están cuestionando y revisando ciertas prácticas y sistemas de cultivo por sus efectos negativos sobre la salud humana y el entorno. Entre estas prácticas se encuentra la utilización de agroquímicos, que si bien han influido notablemente en los incrementos de productividad agrícola de las últimas décadas, también es cierto que se han cometido excesos e incorrecciones en su uso.
Los objetivos que se plantean actualmente para reducir los problemas derivados de su utilización son la reducción de su consumo, la utilización de productos de bajo impacto ambiental, el empleo de técnicas de aplicación que aumenten la eficiencia y reduzcan el impacto y la utilización de sistemas alternativos al control químico.
A través de este trabajo se pretenden comentar los numerosos requisitos que debe cumplir un producto para su aprobación (desde su descubrimiento hasta la autorización final para su comercialización), la amplia normativa que regula esta actividad, y que el verdadero problema radica, no tanto en las características de estos productos sino en la mala utilización que el hombre hace de ellos.
2. ¿Cómo nace un agroquímico? [arriba]
Hoy los plaguicidas son sometidos a pruebas mucho más estrictas que antes, especialmente en lo que hace a la seguridad de la fauna silvestre y los humanos, y esto explica por qué cada nuevo compuesto debe pasar por estudios muy complejos previos a su registro definitivo y su utilización.
A modo de ejemplo, de cada miles de moléculas sintetizadas en un laboratorio para su empleo en la lucha contra las plagas, sólo una tiene propiedades plaguicidas adecuadas, transcurriendo en promedio, desde su descubrimiento hasta su autorización y comercialización final, unos 10 años de ensayos, y debiendo pasar por unas 100 pruebas diferentes para su aprobación, registro y utilización como plaguicida.
En nuestro país la inscripción de un producto fitosanitario constituye un proceso científico, legal y administrativo, mediante el cual el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) examina distintos aspectos como las propiedades físicas y químicas del producto, su eficacia, su capacidad potencial de producir efectos tóxicos sobre la salud de los seres humanos, los efectos medioambientales, el etiquetado y el embalaje. Previo a inscribir el producto, se debe tramitar la inscripción de la firma registrante, la que será la responsable del producto ante el Registro Nacional de Terapéutica Vegetal.
Los productos fitosanitarios (principios activos y formulados) deben inscribirse en el Registro Nacional de Terapéutica Vegetal de acuerdo a lo establecido en los Decretos N° 3489/58 y 5769/59, y cumplir lo dispuesto en el Manual de Procedimientos para el Registro de Productos Fitosanitarios en la República Argentina (adoptado de la FAO por Resolución 350/99) que aprueba la venta y utilización, previa evaluación de datos científicos que demuestren que el producto es eficaz para el fin que se destina y no entraña riesgos a la salud y al ambiente. Por ejemplo, para el Registro de Sustancias Activas Nuevas (Autorización de uso experimental) este Manual establece que se deberá presentar, además de una extensa información administrativa, los siguientes aspectos técnicos, entre otros:
Nombre
Características físico-químicas
- Aspecto (estado físico, color, olor)
- Punto de fusión
- Punto de ebullición
- Densidad
- Presión de vapor
- Volatilidad
- Solubilidad en agua
- Solubilidad en solventes orgánicos
- Coeficiente de partición en noctanol/agua
- Estabilidad en agua
- Punto de inflamación
- Tensión superficial
- Propiedades explosivas
- Propiedades oxidantes (corrosividad)
- Reactividad con el material del envase
- Ph
- Disociación en agua
- Viscosidad
Aspectos relacionados a su uso
- Aptitud
- Efectos sobre la plaga
Efectos tóxicos en mamíferos
- Toxicidad aguda (oral, dérmica, inhalatoria, irritación cutánea y ocular, sensibilización cutánea, respuesta inmune celular)
- Toxicidad subcrónica (oral, inhalatoria, dérmica, en roedores y no roedores)
- Mutagenicidad
- Información médica (tratamientos propuestos, primeros auxilios, antídotos)
Efectos sobre el medio abiótico (suelo, agua, aire)
- Comportamiento en el suelo (degradación)
- Comportamiento en el agua y aire
Efectos tóxicos sobre otras especies
- Aves (toxicidad, reproducción)
- Organismos acuáticos
- Algas
- Abejas
- Artrópodos benéficos
- Lombrices
- Microorganismos del suelo (nitrificadores)
Asimismo, para el Registro de Productos Formulados se requiere la presentación de decenas de estudios técnicos agrupados en los siguientes ítems
Composición
Propiedades físicas y químicas Propiedades relacionadas con su uso Datos sobre la aplicación Etiquetado
Envases y embalajes propuestos
Datos sobre el manejo del producto
Datos toxicológicos
Efectos sobre el ambiente
3. Otras reglamentaciones [arriba]
El Certificado de Uso y Comercialización emitido como resultado del trámite de inscripción, autoriza a los productos a ser vendidos y usados en todo el Territorio Nacional. Los productos que se encuentran habitualmente en el mercado son los productos formulados. Los principios activos son aquellos que utilizan las plantas formuladoras para la elaboración de los productos formulados.
Los productos aprobados se identifican con un Número y Nombre Comercial. En la etiqueta deben constar las recomendaciones de uso: plaga que controla, dosis, momento de aplicación y período de carencia. Asimismo, se incluye la Clasificación toxicológica que corresponde a una banda de color (rojo, amarillo, azul o verde), una leyenda de peligro, pictogramas correspondientes, etc.
De igual manera se incluye en las etiqueta de los productos, las medidas de prevención generales, los riesgos ambientales, precauciones ambientales, el tratamiento de remanentes y envases vacíos, almacenamiento, acciones ante derrames, primeros auxilios, advertencias para el médico, consultas en caso de intoxicación, etc. (Resolución 816/06).
A su vez, mediante la Resolución 934/10 el Senasa establece las Tolerancias o Límites Máximos de Residuos de plaguicidas -Máxima concentración de residuo de un plaguicida legalmente permitida- en productos y subproductos agropecuarios, los productos fitosanitarios que por su naturaleza o características se hallan exentos del requisito de fijación de tolerancias y, por último, el Listado de Principios Activos Prohibidos y Restringidos.
Se han citado, como ejemplo, algunas normas reglamentarias de la actividad, simplemente para demostrar que el marco legal que regula esta temática es muy completo a nivel nacional e internacional.
A modo de resumen, sintetizamos en el siguiente cuadro la normativa vigente para el registro, el transporte de productos, su utilización, el descarte de bidones vacíos y el tránsito de la maquinaria aplicadora.
-Registro Decreto 3489/58 y 5769/59
-Transporte Ley Nac. 24449 y Dec. 779/95 (Materiales Peligrosos)
Ley 9164 (Agroquímicos)
Ley 8560 (Tránsito)
Ley 8431 (Código de Faltas de la Pcia)
- Utilización Ley Prov. 9164 (Agroquímicos)
- Descarte Ley Nac. 24051 (Residuos Peligrosos)
Ley Prov. 8973 (adhesión a Ley 24051)
Ley Prov. 9164 (Agroquímicos)
-Transporte de Maquinaria Agrícola Ley Prov. 8560 (Tránsito)
Transporte de productos
- Resolución 195/97: Materiales peligrosos
- Ley 8431 (art. 96): Documentación carga
- Ley 9164: prohíbe transporte en forma conjunta con productos alimenticios, vestimenta, semillas, etc. que pudieran constituir riesgos
- Ley 8560: Seguridad vial
Requisitos para la aplicación (establecidos por Ley 9164)
- Receta Fitosanitaria
- Habilitación del Operador
- Registro de la Maquinaria
El rechazo actual por parte de la sociedad
¿Por qué el rechazo actual de la sociedad hacia estos productos? Diariamente convivimos con sustancias más peligrosas que los agroquímicos (combustibles, garrafas, solventes, alcohol, pinturas, aerosoles, amoníaco, etc.) y, sin embargo, nadie objeta su uso. ¿Dónde está el verdadero problema? ¿En el agroquímico en sí mismo? NO. El verdadero problema no está en las características particulares que tienen estos productos sino en la preocupación generada en la sociedad por los efectos negativos ocasionados por el mal uso de estos productos, es decir, el problema está en las conductas humanas. Los plaguicidas se tornan peligrosos sólo cuando se usan indebidamente.
Por ejemplo:
- Utilizarlos cuando se puede controlar la plaga con otros métodos menos peligrosos
- Elección de productos muy tóxicos o de amplio espectro
- Utilización de productos prohibidos
- Dosis mayores a las recomendadas
- Falta de medidas de protección individual
- Empleo de formulaciones inadecuadas
- Equipos mal calibrados
- Aplicación sin Receta Fitosanitaria
- Técnicas de aplicación inadecuadas
- Aplicación con condiciones climáticas no recomendadas
- Descarte inadecuado de envases
Debido a las consecuencias negativas provocadas por malas aplicaciones de agroquímicos se ha instalado en la sociedad en general un rechazo a la utilización de estos productos. Esto ha llevado a expresar a Denis T. Avery, reconocido consultor internacional en producción de alimentos, las siguientes afirmaciones.
“Actualmente, la población le tiene más miedo a los plaguicidas que a las plagas. Esto puede deberse a que…gracias a esos productos, la mayoría de nosotros no sabe realmente lo que las plagas significan”.
“Corremos el serio riesgo de perder las armas contra las pestes porque nunca hemos experimentado la devastación que pueden causar”.
4. A modo de reflexión [arriba]
La utilización de agroquímicos en la agricultura representa un beneficio innegable, garantizando una mayor producción agrícola y haciendo que la misma sea mucho más estable, pero deben ser utilizados dentro de un marco racional, en un determinado momento y bajo ciertas circunstancias.
En los últimos años se ha hecho mucho para mejorar la seguridad de quienes manejan, usan y aplican plaguicidas y otros productos agroquímicos. Así, productos menos tóxicos han reemplazado a los altamente peligrosos para los humanos y el ambiente. Se han mejorado los métodos de aplicación y han surgido nuevas tecnologías. Cada nueva generación de plaguicidas es ambiental y toxicológicamente más benigna que la anterior.
Todos los esfuerzos realizados en el ámbito de la investigación, desarrollo y difusión de nuevas tecnologías, no alcanzarán el objetivo esperado, si en el final de la línea no se cuenta con la adecuada educación para los sectores involucrados en la comercialización y distribución de los productos fitosanitarios. La única posibilidad de lograr un uso seguro y responsable, es mediante la educación y concientización de cómo realizarlo. Es responsabilidad de todos garantizar un correcto empleo de los productos, involucrando también a los agricultores y empresas especializadas que se ocupan de aplicarlos.
Para lograr la tecnología adecuada y el control integral de las plagas con eficiencia económica y sin afectar o comprometer los recursos naturales, es necesario realizar investigación primero y extensión de los resultados después, mediante una programación, implementación, interpretación y difusión que requiere la intervención de personal capacitado convenientemente.
Actualmente la mayoría de los problemas son causados por una insuficiente capacitación y conocimiento de los plaguicidas y por el manejo inadecuado que el hombre le da a estas herramientas de producción. Un incremento en la educación rural respecto a este tema y la existencia de normas legales que rijan las actividades relacionadas al uso de estos productos, son importantes pasos del uso seguro y eficiente de los plaguicidas y consecuentemente de la protección del medio ambiente.
Para concluir, es bueno apuntar que los plaguicidas modernos tienen que cumplir una tarea muy exigente en la agricultura de hoy. Si se aplican cuidadosamente, la podrán ejecutar con seguridad y eficacia, y su uso correcto permitirá a los agricultores producir más productos y de mejor calidad.
Esos aumentos en la producción de alimentos que requiere el mundo actual deben lograrse dentro de un marco de trabajo de creciente sensibilidad por el medio ambiente, y puesto que los bosques naturales ya se han agotado más allá de los límites de seguridad, el aumento de la producción de alimentos debe provenir del uso eficaz de las tierras agrícolas hoy disponibles.
“La sociedad actual no hallará una solución al problema ecológico si no revisa seriamente su estilo de vida… Como ya he señalado antes la gravedad de la situación demuestra cuán profunda es la crisis moral del hombre. Si falta el sentido del valor de la persona y de la vida humana, aumenta el desinterés por lo demás y por la tierra”. (Juan Pablo II. Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 1989).
* Ingeniero Agrónomo. SubCrio, 2° Jefe División Patrulla Ambiental de la Policía de la Provincia de Córdoba. Miembro del Instituto de Derecho Ambiental y de los Recursos Naturales de la Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Córdoba.
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