Inteligencia artificial desde una perspectiva de desarrollo asimétrico
Juan G. Corvalán
La era de la inteligencia artificial (IA) conlleva cambios de paradigma y desafíos inéditos. ¿Cómo protegernos de los algoritmos inteligentes que nos reemplazan y superan en múltiples trabajos?; ¿cómo hacer para que la IA contribuya al desarrollo sostenible e inclusivo?; ¿cómo se protegerán y se transformarán los derechos humanos, en una transición asimétrica (avances tecnológicos y realidades económicas, sociales y culturales disímiles) que parece dirigirse hacia una simbiosis entre lo biológico, lo digital y lo artificial?
Todas estas cuestiones, pueden reconducirse a partir de dos grandes ejes que se explorarán en la Primera Cumbre de Inteligencia Artificial de Latinoamérica en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en el 2020. El primero, vinculado a lo que podríamos llamar “el lado luminoso de la IA”. Desde un plano macro, la IA tiene un potencial inédito para reducir y gestionar las tres grandes características de nuestras sociedades: complejidad, incertidumbre e imprevisibilidad. En cuestiones concretas, la IA logra optimizar y simplificar actividades, a la vez que puede efectivizar derechos. Por ejemplo, permite asistir a las personas con discapacidad visual, acelera los procesos judiciales, mejora el acceso a políticas sanitarias, entre muchos otros[1]. Si se construyen las condiciones adecuadas, se trata de una oportunidad inédita para mejorar organizaciones y contribuir al cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible.
El segundo eje, se relaciona con lo que denominamos “el lado oscuro de la IA”. Desde esta perspectiva, en primer lugar, es importante poner el acento en los riesgos que se generan a partir del llamado riesgo existencial vinculado a la posibilidad de que los seres humanos pierdan el control sobre los sistemas de inteligencia artificial. En segundo lugar, desde una perspectiva de corto y mediano plazo, la idea rectora se relaciona con reducir o eliminar riesgos y daños que generan estos sistemas. Sesgos, discriminación[2], vigilancia masiva contraria a los derechos humanos, tratamiento de perfiles digitales contrarios a las leyes, vulneración de los derechos de los trabajadores, entre otras cuestiones.
Ahora bien, los lados luminosos y oscuros de la IA están indisolublemente ligados al desarrollo asimétrico que suele ser inherente a los países menos aventajados. Esto es, resulta muy difícil desarrollar un ecosistema inclusivo y sostenible de automatización y aplicación masiva de sistema de IA, mientras las organizaciones trabajan con procesos y tecnologías de hace 70 años. En otras palabras, elaborar e implementar un plan estratégico de este conjunto de tecnologías disruptivas en Estonia, Alemania o Estados Unidos de Norteamérica, resulta una tarea sustancialmente diferente a la que se aplica a los países de la región. Pobreza estructural, problemas de acceso a servicios esenciales como el agua, el gas y la electricidad, conviven con ecosistemas muy embrionarios de digitalización, conectividad e interoperabilidad. Por si todo esto fuera poco, la relación entre el Estado y la ciudadanía suele estar signada por una complejidad regulatoria que casi duplica la media de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos OCDE, a la vez que existe un potencial desaprovechado de los beneficios del mundo digital[3].
Las asimetrías en el desarrollo determinan repensar las estrategias y tácticas, ya que el desafío más grande se vincula con abordar, al mismo tiempo, tres grandes brechas. La primera vinculada al acceso a innovaciones y servicios de fines de siglo XIX y principios del XX. La segunda relacionada con las ventajas de internet, la calidad de la conectividad, la simplificación y expansión de la oferta digital de los servicios. La última brecha, está comenzando a formarse y es sobre el acceso a la IA; quienes puedan aprovechar sus beneficios, y afrontar los retos y desafíos de una manera más eficiente, podrán despegarse aún más de otras ciudades y países en términos de productividad e ingreso, lo que agravaría aún más las desigualdades de desarrollo.
El desarrollo asimétrico, en síntesis, aumenta la complejidad y demanda mayores esfuerzos para hacer efectivos los derechos de las personas y los objetivos de desarrollo sostenible. Desde nuestra perspectiva, en Latinoamérica en general, y en Argentina en particular, el desafío es innovar bajo una perspectiva de adaptación y progresividad tecnológica, que tenga en cuenta las múltiples diferencias entre las personas, los distritos y las áreas vulnerables. Por ejemplo, en el ámbito del Laboratorio de Innovación e IA de la UBA (Derecho), solemos implementar una suerte de diagnóstico de automatización, que se basa en analizar el contexto cultural, social, económico, el ecosistema digital y el nivel de complejidad de las tareas[4].
Las estrategias de automatización, basadas en el nuevo paradigma de inteligencia aumentada (inteligencia humana más IA), deben incorporar un análisis exhaustivo acerca de las técnicas de IA más adecuadas al lugar donde se apliquen, de modo tal que favorezcan el desarrollo, la transparencia, la explicabilidad, bajo una adaptación progresiva de la integración humano-máquina a la luz del concepto de cobotización inclusiva. Es clave en esta concepción, elaborar un diagnóstico inteligente acerca de las profundas asimetrías en cuanto a infraestructura, calidad institucional y sostenibilidad de los proyectos.
Adoptar, sin más, recetas o fórmulas de otros países con realidades, culturas, economías y ecosistemas digitales tan diversos, podría generar un efecto contrario al deseado. Esto es, que se produzcan resistencias que sean, paradójicamente, contrarias a un enfoque de desarrollo sostenible e inclusivo, situando a las personas como accesorias en la ecuación. Aunque es muy útil generar redes, razonar estrategias y acceder al conocimiento que se genera en otras latitudes, es determinante que la innovación se desarrolle bajo un enfoque de “trajes a medida”.
Notas
[1] Cumbre Latinoamericana de Inteligencia Artificial, Instituto Tecnológico de Massachusetts, Papers sobre las Comisiones Especiales.
[2] La Resolución Nº 73/348 de la Asamblea General “Promoción y protección del derecho a la libertad de opinión y expresión” A/73/348, 29 de agosto de 2018, considerando 37), disponible en: http://undocs.org/es/A/73/348
[3] Roseth Benjamin, Reyes Ángela, Farias Pedro, Porrúa Miguel, Villalba Harold, Acevedo Sebastián, Peña Norma, Estevez Elsa, Linares Lejagarra Sebastián, Fillotrani Pablo, El fin del trámite eterno: Ciudadanos, burocracia y gobierno digital, junio de 2018, disponible en: https://publications.iadb.org/ es/el-fin-del-tramite- eterno-ciudadanos- burocracia-y-gobierno-digital
[4] Luis Cevasco, Juan Gustavo Corvalán, Enzo María Le Fevre Cervini, Inteligencia Artificial y trabajo. Construyendo un nuevo paradigma de empleo, año 2019, IMODEV, Astrea y DPI Cuántico, disponible en: http://ojs.imodev.org /index.php/RIGO/ article/view/309
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