El mundo suspendido
Un enfoque psicológico y social sobre la crisis 2020
Pandemia por COVID-19
Por Irene Talarico Pinto*
En la era de la movilidad global y de la intensa interacción social, esta nueva década ha comenzado con un cambio profundo e inesperado, no planificado, que ha detenido al mundo, literalmente ha puesto al planeta en pausa. Suspendido y no sabemos aun si va a ser reemplazado.
La aparición de un agente nocivo para la salud, desconocido para la mayoría de los habitantes, un virus que podría pertenecer a los ya conocidos por la medicina, ataca con ferocidad mortal.
Así como la inmediatez es otro de los rasgos del siglo XXI, la existencia de esta arma virus, se conoció súbitamente en forma simultánea. Pasando de una ciudad china, al resto del país y a otros europeos, y de oriente medio. La aceleración de la dispersión del contagio, produjo efectos de temor y pánico en el planeta.
El mundo había sido globalizado, y este virus nos convenció de ello. Nunca antes una pandemia había sido transmitida en tan corto tiempo.
La comunicación en red, la información simultánea, millones de vuelos diarios que forman una madeja de rutas transportan no solo los contactos físicos, la cultura, los negocios. Esta vez transportaron un agente patógeno que deja consecuencias múltiples.
El virus y la amenaza de contagio y muerte han producido una crisis social y económica tan profunda, cuya gravedad supera las anteriores crisis, ocurriendo todo durante los tres primeros meses de esta década.
Una sucesión acelerada de eventos y de efectos produjo un detenimiento de los habitantes.
Conviene destacar antes que la suspensión y confinamiento se hacen más notorios en los grandes centros urbanos, donde la aglomeración cotidiana de las horas pico se agrava, por la cantidad de personas sumadas a los medios de transporte.
El mundo se ha detenido, semejando una fantasía frente a la época de la hipermovilidad, donde funcionan drones, o robots que reemplazan al trabajo humano.
El virus y la amenaza de contagio y muerte han creado una situación psicológica y social única. La necesidad de la inmediatez y el acortamiento de distancias se suspende y detiene, también en forma inmediata. Se produce un repliegue, un ensimismamiento involuntario. Se pasa de una actitud enfocada hacia lo externo, hacia otra que mira hacia el interior, no solo del cuerpo, sino de los límites de una vivienda.
El confinamiento por seguridad puede compararse a las situaciones económicas en épocas de guerra. Se reducen las actividades de intercambio, los vuelos desaparecen, los gobiernos privilegian los recursos a solventar y proteger la asistencia a los afectados, además de proveer insumos y prevenir mediante la investigación. La población se “esconde” atrincherada. No existen armas de destrucción de guerra, pero sí elementos de combate en los laboratorios y barreras de defensa contra la invasión.
¿Qué ha sucedido primero?
El Virus se hace conocer [arriba]
Etapas
1. Sorpresa y descreimiento
La noticia de un virus que apareció en el país de mayor población del mundo, y cuyos productos son conocidos mundialmente, fue reconocida, aunque no con la gravedad que luego demostró tener. Los virus de la gripe suelen ser combatidos con algunas vacunas. Al comienzo se creía que era un nuevo virus de gripe, con las características anteriores.
2. Alarma, Consternación
La propagación del contagio y de los casos de muerte comenzó a producir la primera reacción básica ante un peligro que, aunque lejano era amenazante. Esto significo el surgimiento de un estado de incertidumbre y temor a lo desconocido y de angustia por el posible contagio.
3. Temor, incertidumbre, ansiedad
La primera etapa ha sido el virus, un ente mínimo solo visto en laboratorios, que produce temor extremo, El miedo a lo desconocido no es ahora el virus, porque, aunque no podemos verlo, sabemos los no científicos que existe. Lo incierto y lo ansiógeno es no saber qué persona en las proximidades, pueda portarlo y transmitirlo.
El virus se ha convertido en el enemigo común de los humanos, pero ahora somos nosotros los representantes de lo incierto. El probable enemigo que puede contagiarnos. El poseedor del mal oculto se convierte en amenaza. Nos aislamos tratando de evitar la cercanía y aún menos, el contacto. Hay que mantener distancia, no acercarse, como en las aglomeraciones anteriores.
El mundo y sus costumbres deben cambiar imprevistamente. Aceptar las consecuencias del mundo al instante.
La cuarentena, el confinamiento. El aislamiento [arriba]
La segunda etapa comienza cuando ante las apariciones inmediatas y sucesivas de los casos de infectados en distintos países de Europa y los Estados Unidos, los gobiernos ordenan la cuarentena a medida que el contagio se propaga por el planeta.
Explicación de la palabra y sus orígenes.
La cuarentena representa la suspensión, la imposibilidad de mantener la movilidad exterior. Tiene sus orígenes en los siglos XVI y XVII cuando los barcos debían ser detenidos en los puertos para evitar el contagio de las pestes.
En sí misma, es una disposición que proviene de una autoridad para protegerse de una enfermedad fácilmente transmisible.
Obligatoriedad [arriba]
Puede haber un aislamiento voluntario en el caso de pocos individuos. En cambio, en centros urbanos, es necesaria la obligatoriedad debido a la aglomeración y al transporte público y particular.
Las reuniones de eventos artísticos, las clases en colegios u universidades, las agrupaciones que son la trama de la vida de una ciudad, el pulso a cuyo ritmo se mueven los habitantes, quedan detenidos, prohibidos y suspendidos sin un fin determinado. Es obligatorio y su incumplimiento genera una sanción.
Etapas y reacciones [arriba]
Sorpresa, descreimiento, aceptación. Enojo. Resignación
El rigor de una orden provoca en sí misma una reacción que, aunque aceptada, genera un rechazo por ser impuesta inesperadamente. Puede cumplirse con resignación siempre y cuando el prójimo, el vecino, también lo haga pues se espera que el sacrificio sea para todos.
Es una internación, un confinamiento dentro de los límites del hogar, y restringidas las salidas a suplirse con artículos de primera necesidad.
La falta de movilidad en el exterior es tal vez la restricción más impactante para el hombre de la ciudad, quien tiene el sostén de su vida fuera del hogar. A pesar de que existen trabajos de tiempo parcial que pueden hacerse –en tiempos pasados normales- desde el hogar, son minoría en relación al entretejido social de instituciones que requieren el trabajo presencial.
Desconcierto, confusión, incertidumbre, temor, obsesión, ansiedad, pánico
Luego de la primera reacción de sorpresa, seguida de cierto descreimiento y pensamiento mágico de que se resolverá rápidamente, surge el enojo, la consternación ante la evidencia que se aproxima. Luego aparece el desconcierto o confusión. No saber cómo actuar, desconocer la realidad que se nos está ofreciendo.
Cuando el peligro toma forma concreta, esa confusión se torna en angustia incrementada, que pasa a ser temor a un virus. Se le llama Corona por su forma, pero su relación formal es opuesta al poder terriblemente contagioso que posee. De allí que el miedo puede estar acompañado de una obsesión por cuidarse y desinfectarse, evitar el contacto. Puede llegar a la angustia y el pánico si se rompe el esquema de asepsia que se pretende mantener.
Cuando los medios de comunicación descargan sus informes como ametralladoras sin discriminar horarios ni fuentes informativas, aumentan la posibilidad de ansiedad por la excesiva información que se convierte en estimulo constante, ofreciendo modelos estadísticos, desconociendo las fuentes y las posibilidades de fallas posibles de dichos resultados.
Las reacciones más frecuentes que se producen en la población, son las siguientes:
A medida que transcurre el tiempo, puede agudizarse la incertidumbre.
A. Temor y pánico por quedarse sin alimentos o necesidades.
B. Compulsión y acaparamiento de productos básicos.
C. Aceptación y obediencia ante las primeras medidas de control.
D. Adaptación a no salir.
E. Adaptación gradual de horarios.
F. Incremento del uso de internet, mediante computadoras y tabletas además de celulares. Se incrementan las redes sociales y los medios de video llamadas. Se intenta mantener los contactos sociales, pero de manera virtual.
G. Las personas que mantienen sus trabajos, pueden tener una rutina.
H. Las personas que han perdido su trabajo o tienen licencia obligada, buscan mantener distintas rutinas.
I. Se produce una aceptación por acostumbramiento.
J. Aparecen nuevas costumbres y actividades generadas por la falta de horarios y por la necesidad de recrear nuevas actividades que den sentido cada día.
Procesos grupales de relación de convivencia durante los largos días de la cuarentena [arriba]
Así como en las épocas pasadas no existía la protección contra muchas enfermedades, las llamadas pestes, luego epidemias y aun después, pandemias, la población tenía un sentido más cercano o probable sobre la muerte o la enfermedad
Durante el siglo pasado y el actual, con el avance tecnológico más acelerado, el sentido de la posibilidad de una pandemia, no ha sido considerado tan probable, debido al enfoque médico y científico sobre la prevención.
Suspender las salidas diarias a infinidad de destinos, y obligar a permanecer dentro de su propia casa significa un cambio tan drástico, profundo, súbito e inédito. La misma obligación para todo el planeta.
Dónde depositar esa energía diaria, actividades con objetivos y fines específicos, con ilusiones, planes y esperanzas de logros a cumplir.
Cuarentena significa suspender toda esa trama de destinos, de objetivos activos, de compromisos y acciones, que dan a la persona el beneficio de sentirse útil y de sostener y percibir una remuneración.
Otra consecuencia que se prolonga en la cuarentena es la imposibilidad de mantener los contactos sociales, el encuentro vívido corpóreo con otros seres humanos. Todos los sentidos, la percepción del otro frente a uno. No una imagen digital, ni 3D ni holográfica.
La prolongación no anunciada previamente [arriba]
Es decir que cada país ha reaccionado según el criterio de su gobierno y de la situación en la crisis de la pandemia. El incremento de los días obligados a permanecer encerrado va dando lugar a nuevas situaciones intrafamiliares y del entorno. Es decir, se convive de manera permanente, varios miembros de una familia o de amigos comienzan a compartir las horas del día, en algunos casos con actividades pautadas por el trabajo on line, y en otros, recreando actividades artísticas o de esparcimiento, las comidas y su preparación. Pero siempre juntos.
Una situación de encierro y de encuentro obligado que produce fricción y puede dar lugar a shocks emocionales, agresión y hasta depresión y desesperación.
En términos generales, los efectos psicológicos y emocionales llegan a todos. Según la estructura familiar y de acuerdo a los recursos cognitivos y psicológicos que se posea, este cambio de sistema, de orden vital, es una situación traumática. Es así por su característica súbita, por el cambio drástico que se produce al aparecer el mundo exterior, las calles, los transportes, los paseos, las oficinas y escuelas, como lugares absolutamente riesgosos y peligrosos. No solo ahora hay que cuidarse de inseguridad vial o de los delitos, sino que todo el espacio se torna inseguro, con posibilidad de muerte. No solo es la franja etaria, sino que depende del organismo y estado de salud individual.
El trauma es doblemente causado, pues la crisis sobreviene luego del primer agente mortífero, el COVID 19, productor de la detención del ritmo global, de la mayor obediencia generalizada. En segundo lugar, la reacción de defensa a este enemigo, el encierro de la sobrepoblación en cada apartamento, casa, o refugio, para los que los poseen.
La sorpresa y el desconcierto, la incertidumbre hacia lo que pasara son las primeras reacciones psicológicas, seguidas por el temor a enfermarse, a no poder recibir ayuda sanitaria, terror a morir. El pánico por el riesgo, la incertidumbre y la falta de protección segura.
Las consecuencias cognitivas se relacionan a la dificultad de proyectar, de planificar, de ordenar la vida propia y la de los hijos. Esto lleva a una difícil situación porque se pueden perder estructuras y categorías que ya estaban establecidas, lo cual afecta aspectos mentales, funciones cerebrales que estimulan el pensamiento hacia el futuro.
Incertidumbre y angustia por la crisis económica [arriba]
La inseguridad por mantener los puestos de trabajo, o la perdida de trabajos en relación de dependencia, trabajos parciales, o trabajos por cuenta propia, produce un incremento de la angustia a medida que se prolonga la cuarentena y caen los niveles de reservas económicas. Se profundiza la angustia por saber cuándo y cómo. La incertidumbre puede vencer recursos psicológicos y económicos.
Súbitamente el mundo es otro.
El planeta se despobló
Es seguro que el retorno a la actividad llegara, pero encontrara un mundo diferente, la mente traumatizada por el miedo, las largas convivencias y la supresión de actividades, despertaran emociones y reacciones que se adaptaran al nuevo mundo de manera diferente.
Habrá que asistir a los más afectados, a los que perdieron seres queridos, a los que perdieron trabajos, y aquellos a quienes las situaciones traumáticas de cambios súbitos, les deja huellas más profundas.
Digo de mención como apéndice:
Prueba de la presión critica de los habitantes del planeta en su permanente movilización por todo el globo han sido los fenómenos aislados de aparición de animales en lugares insólitos, desconocidos como su hábitat.
Se han visto imágenes de tortugas en playas del norte de Brasil, delfines en costas del mar Tirreno, cabras en Gales invadiendo parques. El silencio de las calles y costas, el descenso del nivel de polución en amplias partes del planeta, y la menor vibración sísmica registrada por los geólogos, invito a estos animales a acercarse a lugares antes híper poblados y ruidosos. El mundo parece ser de ellos nuevamente,
Que sociedad reaparecerá ¿Quienes podrán aprender del confinamiento sin huellas o resentimientos ¿Quiénes necesitarán ayuda para recomponer su vida laboral y su mente afectada por la ansiedad?
La percepción del tiempo sin obligaciones ha cambiado, subjetivamente, cada uno responde de acuerdo a su estructura psico física, emocional, y cognitiva. De allí que cuando salgamos de este túnel de un tiempo incierto, sabremos quienes no estaban formados para los cambios y quienes pudieron ejercer más voluntad y control durante el tiempo latente.
*Lic. Irene Talarico Pinto. Psicóloga especializada en Neuropsicología. Perito Judicial.
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